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Writer's pictureJohana Williams

Tacos dorados en Acapulco (Taquitos)

Updated: Sep 3, 2020



Durante la época de Pascua en la mayoría de los países latinoamericanos, muchas personas se abstienen de comer carne. El mes previo a la Pascua (Semana Santa), es la temporada católica de Cuaresma – y la mayoría de los países latinoamericanos tienen profundas raíces católicas.

En ese tiempo se consumen muchos mariscos.

Cuando era niña (porque mi familia no profesaba la religión católica) durante la temporada de Cuaresma, éramos una de las únicas familias que continuaba consumiendo carne con regularidad. (También porque a mi mamá no le gusta cocinar mariscos, por su impregnante y persistente olor a pescado.)

La semana pasada, estaba pensando en la Cuaresma y mariscos, y el hecho de que mi familia cada año continuó comiendo carnes a lo largo de la temporada. Me acordé de una ocasión, en el que comí una de las mejores sopas de pescado que he probado en mi vida.

Antes de que crezcan sus expectativas, quiero aclarar que este post no es sobre aquella deliciosa sopa, aunque voy a buscar esa receta para compartirla en Joha’s Table posteriormente. En México, comemos tacos dorados con sopa. Así como en muchos lugares se acompañan sopas con sándwiches o algún tipo de pan. El post de hoy, es acerca de ese delicioso y crujiente bocadillo que a menudo se sirve con una sopa, que al igual, puede disfrutarse solo – Tacos Dorados.

Fue a pocas semanas antes de la Pascua a principios de los años 2000 cuando un amigo me dijo: “Oye, hay que juntar un grupo y nos vamos a Acapulco”.

Así que, con la natural espontaneidad que me caracteriza, dije: “¡Sí! Este viaje se va a poner bueno. ¡Vamos!”

En 24 horas, un grupo de cinco de nosotros estábamos ya en camino desde Ciudad de México a Acapulco – la distancia es entre 4-5 horas manejando carro. En el grupo estaban mi amigo, sus dos hermanas, mi hermano y yo.

Ellos tenían familiares con una casa en Acapulco, ellos estaban de viaje, y nos permitieron usar su casa durante nuestra estancia. Así que nos fuimos preparados para pasar unas mini vacaciones en playa con bajo presupuesto entre amigos.

Los únicos gastos que cubriríamos serían, comida y gasolina.

En nuestro camino a Acapulco, me acordé que tenía una amiga que vivía justo a las afueras de la ciudad – en El Coloso -. Esta amiga, Eli (pronunciada Eh-lee), eventualmente se convertiría en mi mejor amiga, compañera de viaje, y dama de honor. (De hecho, siempre hablamos de cómo, en ese tiempo, no imaginamos que en el futuro estaríamos viviendo temporadas en una jungla de Malasia juntas, o que un día ganaríamos un vuelo gratis a Hawái por accidente, o que nos perderíamos en diferentes partes del planeta).

Le envié un mensaje, y ella me contestó, diciendo que estaría en clases el día de nuestra llegada.

Una vez en Acapulco, nos apuramos para ir a una de las playas más conocidas de la ciudad. Miramos a nuestro alrededor de esta “famosa” playa y, francamente, nos decepcionamos bastante. Fue entonces, cuando decidí llamar a Eli, que acababa de salir de clases de la universidad.

Eli nos llevo lejos de la zona turística, a una de las playas locales más bellas, con arena dorada y aguas cristalinas, rodeada por dos picos de montañas. Esta de sobra decir que, estábamos súper emocionados de encontrar una zona tan bonita. Fue ahí, cuando decidimos en donde continuaríamos nuestras vacaciones la siguiente mañana.

Al día siguiente, la mama de Eli – Mama Berna – envió, con su hija, una sopa de pescado y un recipiente lleno de tacos dorados para disfrutar en la playa.

Tomé un taco, llené un plato de sopa y probé ambos. Como era de esperar, el taco sabía perfecto. Aunque, lo que me sorprendió más, fueron los sabores delicados e intrínsecos de la sopa.

Por lo general, la sopa de pescado es fuerte – el resabio que normalmente deja después de comerla, y el olor son muy fuertes.

Esta sopa, sin embargo, no era así. El pescado no estaba aguado (chicloso). Su consistencia era solida. Las verduras tenían un buen sabor a pescado, pero no perdieron su esencia vegetal.

Recuerdo que cuando apenas supe que habían enviado sopa, pensé que era raro comer sopa en un día tan caluroso en la playa. Pero en realidad era muy ligera, refrescante, y fue perfecta para nuestro día en la playa.

En serio, voy a conseguir esa receta, y un día voy a hacerla para este blog.

Quizás la razón por la que pensé que la comida era tan buena ese día era porque mamá Berna no nos conocía – éramos sólo amigos de su hija – y ella hizo todo lo posible para mostrarnos su amor y hospitalidad.

Mama Berna realmente se convirtió en alguien muy especial para mí ese día – incluso sin conocerla. Ella hizo esa comida con amor y nos la dio sin pedir nada a cambio.

Ese día cambió todos mis pensamientos sobre pescado. Me hizo más abierta a los mariscos, ya que mi mama no cocina mariscos muy seguido, no vivimos en una zona donde el marisco es fresco, así que el que esta disponible, dudosamente lo es.

Mi hermano menor, Jorge, por otro lado, no estaba tan abierto a la idea de comer mariscos o pescado. Se negó a probar la sopa y se perdió de una verdadera delicia. No le importó, así que le dije que a nosotros no nos importaba que iba a comer el.

“Ash…Entonces no se que comerás” dije. “arena será.”

Así que comimos. Terminamos la sopa, y cuando volteamos a ver el recipiente que contenía los (mas o menos) 50 Tacos Dorados, de los que ya había disfrutado uno antes con mi sopa.

Se habían acabado! El contenedor estaba vacío.

Jorge se comió todos los Tacos Dorados del recipiente!

Todavía hasta el día de hoy, cuando pienso en Tacos Dorados, pienso en lo que probablemente habría disfrutado con aquella deliciosa sopa de pescado, y por supuesto, en mi querido hermano. Este es uno de sus platillos favoritos.

Tacos Dorados son un excelente platillo mexicano para disfrutar con amigos y familiares, especialmente, para los chiquillos que les gusta comer con las manos!

¡A disfrutar se ha dicho!

Tacos dorados

El mayor obstáculo para hacer Tacos Dorados (fuera de México) es que debes tener acceso a tortillas de maíz, o al menos harina MASECA (harina de maíz).

Se pueden comprar las tortillas de maíz de su tienda local si están a su disposición, o seguir las instrucciones para hacer tortillas en el paquete de MASECA. A mi, me gusta hacer mis propias tortillas, que de hecho es bastante fácil.

Para hacer tortillas de maíz:


Agrega agua a la harina de maíz MASECA (cantidad de uso dirigida al envase) y sal.


Amasa hasta que este suave, haz bolitas y aplana hasta alcanzar la delgadez de una tortilla. Pon la bolita de masa entre dos plásticos (Con maquina para tortillas y rodillo o alguna tabla con que pueda aplanar las bolitas.)


Coloca en un sartén seco a fuego medio y cocina ambos lados.


Checa mi video en cómo hacer tortillas a mano!



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Los tacos dorados, tradicionalmente, se rellenan con pollo desmenuzado cocido y sazonado; con carne desmenuzada, o papas sin cascara hervidas y sazonadas (tipo puré). Esta ultima es una buena opción para nuestros amigos veganos.

INSTRUCCIONES:

1. Calienta las tortillas en el microondas o en la estufa, retira del fuego, y coloca una línea de carne / papas, en el centro de la tortilla.


2. Toma un borde de la tortilla hasta alcanzar la carne, envuelve con el borde enrollando cuidadosa y firmemente la tortilla – Ten cuidado de no derramar la carne / papas por las orillas.


3. Una vez enrollada, cierra el extremo con un palillo de dientes (palillo de madera). El palillo mantiene el taco cerrado una vez colocado en el aceite caliente. Usa más de un palillo si es necesario.


4. Coloca el aceite (aceite vegetal, aceite de canola, etc.) en una sartén y lleva a fuego medio-alto.


5. Coloca tacos en aceite caliente y fría hasta que estén dorados y crujientes por todos lados. Si cuentas con freidora, este proceso es mucho más fácil.

Pon los tacos en un plato con servilletas o toallas de papel para colar el exceso de aceite.


6. Una vez que se hayan enfriado un poco los tacos, quita con cuidado los palillos de dientes y los Tacos Dorados están listos para ser servidos.


7. Pueden comerse solos, como un aperitivo, con sopa, o como platillo principal, cubiertos con lechuga finamente picada, tomates cortados en juliana, queso, crema agria, aguacates, salsa y todo lo que te venga a la mente.




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