Pizza Margarita en Florencia, Italia.
Updated: Dec 29, 2020
Tratar de no estancarme en la misma rutina culinaria, muchas veces puede convertirse en un verdadero desafío., porque cocinando bajo presupuesto, es muy fácil caer en la misma rutina repitiendo platillos.
Pollo y arroz, por ejemplo, representa zona de comodidad para mí (y creo también lo es que para muchas otras personas que cocinan comida casera).
Para ahorrar, compramos pollos enteros y los corto en partes. Siento que puedo sacar mas provecho del pollo que yo misma desmenuzo, que del que viene empaquetado en partes (paquetes de pechuga, piernas, muslos, etc.). He notado que regularmente termino cocinando algún platillo que incluye pollo y arroz por lo menos una vez a la semana.
Así que, hace unas noches, para salir de la rutina, decidimos divertirnos un poco con la cena y hacer pizza casera.
Mientras mi esposo y yo extendíamos la masa, en su debida forma circular, no muy perfecta, por cierto, recordé el viaje que hice con mi mamá por toda Europa hace un par de años; específicamente, recordé nuestro tiempo en Italia.
Comenzamos nuestra jornada italiana en Roma. Luego viajamos a Florencia por tren; después fuimos a Pisa y, finalmente, a Venecia. Pero fue nuestro tiempo en Florencia el que causó el mayor impacto en mi mamá y en mí.
Me di cuenta desde el principio que, a pesar de que mi mamá estaba en medio de una aventura viajando por Europa, no estaba tan dispuesta a aventurarse fuera de su zona de comodidad en un detalle. Estábamos en Roma cuando nos sentamos a comer y le pregunté si ella quería comer un trozo de pizza.
-¡Estamos en Italia, mamá! ¡Tenemos que probar pizza!
Pero ella simplemente se negó a comer pizza de cualquier tipo. Dijo que no le gustaba.
Así que en Roma, disfrutamos de otros platillos italianos – pastas, panes, calzones, carbonara, etc.
En Florencia, nos alojamos en un hotel que estaba en una zona céntrica, en donde pudimos salir y caminar a donde quisiéramos.
Entramos a diferentes tiendas y la gente local hablaba con nosotros – sin saber si hablábamos italiano – . Ayudaba un poco que yo he estudiado el idioma, y la única palabra que mi mamá sabía decir era “ciao”, así que ella constantemente saludaba y se despedía de la gente.
Un día, mientras caminábamos, viendo la hermosa arquitectura de Florencia, entramos a una tienda, y entablamos conversación con el dueño del establecimiento. Le dije que mi madre me había llevado a viajar por Italia; y el me dijo cuanto deseaba poder llevar a su madre a pasear por México.
Así que en mi italiano a medias, le pedí que nos recomendara un lugar en el que mamá y yo podíamos ir a comer. Le dije que quería ir a un restaurante que la gente local disfrutaba – no sólo a donde van turistas.
Nos dijo que en la “Piazza del Duomo” – la plaza junto a la Catedral de Santa María del Fiori (el Duomo), – habia un restaurante del que su amiga era la dueña, y que a menudo come ahí, nos prometió que disfrutaríamos la experiencia.
El chico nos acompañó a la zona de la plaza – a nuestra derecha estaba el Duomo, y a la izquierda había restaurantes, todos con mesas y sillas afuera de los locales, al aire libre, era tan “Italia”, tan perfecto, en un día con un clima tan precioso.
Cuando entramos en la explanada, hice lo que siempre hago cuando busco un buen lugar para comer: Busqué el restaurante con mas gente.
Qué coincidencia – el lugar con la mayoría de los clientes era el mismo lugar que nuestro nuevo amigo nos había recomendado.
Así que mamá y yo encontramos una mesa libre y nos sentamos.
Cuando nuestra camarera vino a tomar la orden, nos dijo de las ofertas del día, una de las cuales, era un descuento especial en pizzas. Me emocioné y voltee a mi mamá y le dije: “Mami, esta es tu oportunidad! Puedes probar su pizza!”
Ella finalmente empezó a ceder. Mi objetivo durante nuestro tiempo en Florencia era conseguir que mi mama probara pizza, y puedo decir que en ese momento lo estaba logrando.
“Si pruebo la pizza,” ella explicó. “Tiene que ser una sencilla.”
Asentí con la cabeza mostrando mi acuerdo.
“No me gustan todas esas capas de condimentos”, agregó. “Y la masa tiene que ser delgada. No me gusta la masa gruesa.”
Ella ni siquiera sabía que estaba describiendo un artículo con el que ya estaba familiarizada, pero la dejé que me explicara, y luego le dije que en el menú tenían Pizza Margherita (Margarita), que es una masa fina y crujiente con salsa de tomate, queso mozzarella y albahaca.
Ella pidió algún tipo de pasta, pero dijo que probaría mi plato e íbamos a compartir.
La camarera notó la vacilación de mi mamá cuando mencionamos la pizza, e inmediatamente le dijo: “Le va a gustar esta pizza!… Si no le gusta, no tiene que pagarla. Le prometo que le gustará.”
Cuando la comida llegó a la mesa, todavía tuve que hacer un poco de labor para convencer a mi mamá para probar la pizza, pero cuando ella finalmente dió la primera mordida a una rebanada, sus ojos se iluminaron como una noche de luna llena en Roma.
“¡Esto no es pizza!” Exclamó. “Esto es algo que nunca había probado antes.”
Era perfecta, desde la superficie de la masa, hasta la salsa y los condimentos; todo era como una sinfonía culinaria.
La salsa era dulce, pero perfectamente equilibrada, fusionando todos los ingredientes frescos, era una explosión de deliciosos sabores. La base era increíblemente crujiente.
Cuando la mesera regresó y nos preguntó sobre nuestra experiencia, mi mama le respondió con algunas nuevas palabras en italiano que había aprendido en el pasado.
“Bella!” Gritó ella. “Bellísima!”
La mesera quedo encantada por su respuesta, lo que provocó una especie de amistad entre nosotras tres. Mi mamá tendía a conseguir esa reacción por todas partes a donde íbamos – todo el mundo parecía genuinamente amarla y mostrarle mucho respeto en cuanto la conocían.
La mesera regresó con un postre especial, diciendo que era cortesía de la casa.
Después de otra breve conversación con ella, nos dimos cuenta de que la mujer que nos había atendido todo el tiempo era la dueña del restaurante – la misma persona, amiga del hombre que habíamos conocido mas temprano ese día.
Desde ese punto en el viaje hacia adelante, mi mama no quiso comer ninguna otra cosa, sino la Pizza Margherita, por todas partes a donde fuimos.
Volvimos al mismo restaurante varias veces antes de nuestra salida de Florencia, de hecho, mi mamá fue tratada como “Super Estrella” cada vez que regresamos. Ella tuvo una conexión especial con la gente de Florencia, aunque no hablaba el idioma, fue hermoso ver cómo la comunicación trasciende las palabras.
Yo estaba feliz de ver a mi mamá feliz. Me hace sonreír el solo recordarlo.
Nuestro tiempo en Florencia fue algo que nunca olvidare, y me ayudo a entender que la simplicidad de las cosas, muchas veces muestran otras cosas mas complejas.
Las comidas con los mas simples ingredientes, son muchas veces los mejores. En el mundo de las pizzas, en la vida. Puede ser que pienses que no tienes mucho que dar, no importa, mientras lo que sea que tengas, sea de la mejor calidad.
Igual que esta receta de Pizza Margarita!
Disfrútala!
Pizza Margherita (Margarita)
INGREDIENTES:
Masa:
1 Paquete de levadura activa
2 1/4 Tazas de harina de trigo
3/4 Tazas de Agua tibia
1 Cucharadita de sal
½ Cucharada de Aceite de oliva
Salsa:
5 Tomates pelados enteros o una lata de puré de tomate
2 Dientes de ajo
Un manojo de albahaca fresca
Un manojo de Perejil fresco finamente cortado
Un manojo Orégano fresco finamente cortado
1/4 Taza de Azúcar
2 Cucharada de aceite de oliva
Sal
Pimienta
1/3 Taza de queso Mozzarella. Si es fresco, córtalo en rodajas
INSTRUCCIONES:
Masa:
1. En un tazón mezcla la levadura, 1 Cucharada de harina y 1/4 Taza de agua tibia, cubre, dejando reposar durante unos 10 minutos (la mezcla debe obtener una textura cremosa pasados los 10 minutos).
2. Agrega lentamente la otra 1/2 Taza de agua, 2 Tazas de harina, aceite de oliva y sal, mezcle hasta que quede suave y un poco pegajoso. Si estas haciéndolo a mano, revuelve mezclando bien los ingredientes, amasando durante unos 5 minutos. La textura debe ser suave, elástica y un poco pegajosa.
3. Coloca en un recipiente engrasado y cubre con trozo de plástico. Deja reposar en un lugar fresco durante aproximadamente 2 horas.
4. Pre calienta el horno y ajusta a 475•F, dejando las rejillas lo más bajo posible en el horno.
5. Si tienes piedra para hornear pizza, colócala en el horno de precalentamiento (475•F)
Si no tienes piedra para hornear pizza, puedes utilizar una bandeja grande para hornear. Colocala en el horno para que se caliente mientras preparas la pizza afuera.
6. Corta una hoja de papel de horno (también llamado papel vegetal o papel sulfurizado), que sea del mismo tamaño de la bandeja en una superficie plana (en donde prepararas la pizza). Espolvorea un poco de maicena en el fondo y colocar la masa ya aplanada y con forma circular en la parte superior de la misma.
Si el borde de la masa se empalma con los bordes de la bandeja para hornear, intenta colocar la bandeja al revés (dejando la parte hueca hacia abajo).
Salsa de tomate:
En un sartén grande calienta (calor medio) el aceite de oliva. Saltea la cebolla y el perejil hasta que estén dorados, luego añade el ajo y el orégano durante unos segundos. Añade los tomates, aplastándolos, agrega sal y pimienta. Revuelve y deja hervir hasta que espese. (5-7 minutos)
Formación de la masa:
Una vez que esté listo para hornear la masa. Amásala, formando en una bola y aplástala, moldeándola y sobándola con tus dedos, estirándola en un forma circular delgada. Si es necesario, pon un poco mas de harina tus dedos. Trata de hacer la masa tan delgada como sea posible, alrededor de 1/16-inch o menos.
Extiéndela sobre el para hornear y deja reposar durante unos 10 minutos.
Montaje de la pizza:
Extiende la salsa, no en exceso, cuidando las orillas. A continuación, extiende el queso alrededor de la pizza, y hornear de 10-15 minutos.
Cuando la masa de la base se ha dorado (se ve crujiente), el queso es dorado y esta burbujeando está lista!
Cuidadosamente, saca la pizza del horno y transfiérela a una tabla de cortar. Dejar enfriar durante varios minutos.
Espolvorea las hojas de albahaca antes de cortar y a disfrutar!
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