Mi amiga Egle y lentejas amarillas con curry
Hace unos años, mientras vivía en Singapur, mi amigo Joel (que, por cierto, es un gran chef) me dijo que su mamá venía a Singapur por una visita prolongada. Como la mayoría de los chefs, Joel trabajaba largas horas, así que me ofrecí a llevar a su mamá, que en aquel entonces estaría en sus sesentas, por la ciudad, y traducir para ella mientras él estaba trabajando.
Desde el momento en que nos conocimos, hubo una conexión especial entre nosotras. ¡Éramos como familia! Ella era una verdadera mamá venezolana; una mujer hermosa, inteligente, segura de sí misma, ocurrente, chistosa, amigable, sincera; amante del sudoku, maestra y alumna de la vida. Estaba tan orgullosa de sus hijos, su única hija y sus nietos(as), y cuando hablaba de su esposo Alejo, le brillaban los ojos, y siempre me decía que “el amor verdadero dura toda la vida.”
A pesar de que ella era mayor que mis propios padres, y yo estaba en mis veintes en aquel tiempo, solíamos pasar mucho tiempo como dos adolescentes aventurándonos en una ciudad nueva. No era tímida ni dudaba en probar todo tipo de alimentos diferentes; odiaba algunos, pero le encantaba la comida india. Me dijo que su secreto para pasar la vida sin cocinar era simplemente casarse con un chef, así como ella lo hizo.
Recuerdo que en aquel tiempo la gente me preguntaba constantemente cuándo me pensaba casar, pero ella me decía "Joha, no te dejes presionar, vive despacio." Después de ver que yo me relajaba de mas con sus palabras, continuaba diciendo, "Joha, despacio, pero, ¡Apúrate!" ¡Y los dos nos soltábamos a carcajadas!
Recientemente, mi querida amiga Egle abrió sus alas y dejó este mundo para ir con nuestro Señor. Ella fue una de las muchas víctimas mundiales que la pandemia de COVID nos ha arrebatado. Pero los preciosos recuerdos juntas, su amistad, su amor maternal y la sabiduría que compartió conmigo estarán en mi corazón para siempre.
Egle me enseñó a vivir con intensidad, permitiéndome sentir alegría y dolor, vivir despacio, pero corriendo intencionalmente hacia mi destino. Así la recuerdo, sonriendo y echando broma, incluso en medio de las dificultades, sensible, pero siempre bromeando sobre la vida. ¡Egle me hizo darme cuenta de que la edad no es una barrera para la verdadera amistad!
El sudoku y la comida india me recuerdan todos esos días echando cuento con mi amiga Egle mientras reíamos y comíamos deliciosos tipos de curry en Asia. Así que hoy, con mucho respeto y amor, en su honor, quiero compartir esta receta, es un tipo de curry que me gusta mucho preparar y trae felicidad a mi corazón. ¡Espero que lo disfruten!
in memoriam: a mi gran amiga Egle Fuenmayor.
Lentejas amarillas con curry
INGREDIENTES:
1 taza de lentejas amarillas (Moong Dal), limpias y enjuagadas
1/2 chalotes picados*
3 dientes de ajo
2 tomates, licuados
4 trozos pequeños de jengibre fresco, en rodajas
1 cucharada de semillas de cilantro (o en polvo)
1 cucharada de comino entero (o en polvo)
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharadita de pimienta de cayena
1/2 taza de cilantro fresco picado
2 tazas de caldo de verduras
1 lata de leche de coco
Sal, al gusto
Pimienta negra, al gusto
*También conocidos como chalota o puedes substituir con cebolla regular.
INSTRUCCIONES:
En una olla grande a fuego medio-alto agrega aceite de cocina.
Si usas los condimentos en semillas: agrega las semillas de comino, y saltea hasta que comiencen a cambiar de color. Agrega la chalota (o cebolla) y ajo y saltea durante unos 3 minutos. Cuida mucho que no se queme, recuerda que el ajo tiende a quemarse rápido si tienes la flama muy alta. Agrega los tomates, el jengibre, el cilantro, la cúrcuma, la sal y la pimienta de cayena.
Si usas condimentos en polvo: A fuego medio, agrega la chalota (o cebolla) y saltea durante aproximadamente un minuto, luego agrega el ajo y saltea hasta que se dore (cuida que no se queme). Agrega los tomates, el comino, el jengibre, el cilantro, la cúrcuma, la sal y la pimienta de cayena.
Saltea durante 5 minutos, revolviendo con frecuencia.
Agrega el caldo de verduras y las lentejas amarillas (Moong Dal). Aumenta la flama hasta que el agua comience a hervir, luego reduce la flama a baja temperatura y tapa la olla. Déjalo hervir a fuego lento durante 45 minutos. Revisa y revuelve la mezcla un par de veces.
Una vez que los granos estén suaves y tengan un sabor cocido, agrega la leche de coco. Sube la flama un poco, a medio y deja todo hervir unos minutos más. A este punto, no recomiendo dejarlo cocinando por mucho más tiempo, o a fuego alto para evitar cambiar la consistencia de la leche de coco.
Baja la temperatura, agrega el cilantro fresco, exprime el limón y ajusta la sal y pimienta negra al gusto.
Sirve caliente sobre arroz blanco, o bien puedes comerlo con pan de pita.
¡Buen provecho!
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